No se altere si su bebé comienza a chuparse el pulgar u otros dedos. Este hábito es muy común y tiene un efecto tranquilizante y calmante. Algunos expertos consideran que la mitad o más del total de los niños se involucran en esta actividad en algún momento de la primera infancia. Es en gran parte el resultado de los reflejos de búsqueda u hociqueo y de succión presentes en todos los bebés al nacer.
Hay evidencia de que algunos bebés se chupan el pulgar u otros dedos incluso antes del parto y algunos, en particular los que se chupan los dedos, exhibirán esa conducta inmediatamente después de nacer.
Por definición, un hábito es un patrón de comportamiento que se repite, y el niño ni siquiera es consciente de estar haciéndolo. Por supuesto, los padres son muy conscientes de él y muchos se preocupan. Pero los hábitos como chupase el pulgar (al igual que mecerse o golpearse la cabeza) a menudo calman al niño cuando siente estrés o fatiga. Como succionar es un reflejo normal, chuparse el pulgar debe considerarse un hábito normal.
Todos los niños tienen hábitos, y en el único caso en que chuparse el pulgar debería preocuparle es si continua por demasiado tiempo o si afecta la forma de la boca o la alineación de los dientes del niño. Más de la mitad de los niños que se chupan el dedo dejar de hacerlo a los 6 o 7 meses. A veces los niños pequeños, en especial cuando se sienten mas vulnerables, e incluso hasta la edad de alrededor de 8 años, se chuparán el pulgar de vez en cuando. Tampoco se preocupe por esto hasta que su hijo tenga entre 4 y 5 años de edad. Pero, como chuparse el pulgar después del quinto cumpleaños podría causar cambios en el paladar o en la forma en la que se alienan los dientes, usted y el dentista de su hijo podrían preocuparse en ese momento.
Este es también un momento en el que su hijo podría comenzar a verse afectado por los comentarios negativos de sus compañeros de juegos, hermanos y parientes. Si estos factores se volvieran preocupantes, consulte al pediatra acerca del tratamiento.
Tratamiento
Los padres pueden ayudar a sus hijos a superar los hábitos como chuparse el dedo, pero lleva tiempo. Los problemas emocionales graves o relacionados con el estrés, que podrían prolongar este hábito, deberían descartarse antes de comenzar un programa de tratamiento.
Además, su hijo deberá desear dejar el hábito e involucrarse directamente con el tratamiento elegido. El tratamiento suele limitarse a los niños que insisten en chuparse el pulgar después de cumplir los 5 años.
Las técnicas empleadas por lo general comienzan con recordatorios amables, en particular durante el día. Los amigos o parientes podrían sugerirle usar un chupete, pero no hay evidencia de que esto sea eficaz. Solo sustituye un hábito de succión por otro.
Si estas medidas fueran ineficaces y su hijo sigue sin interesarse e dejar el hábito, algunos pediatras podrían, muy rara vez, recomendar probar con algún otro tipo de tratamiento “aversivo” (desagradable), pero solo como último recurso. Este tratamiento está diseñado para su hijo cuando comience a chupar el dedo, y puede incluir cubrir el dedo con una sustancia amarga, o cubrirlo con una venda o “funda de pulgar” (un cilindro de plástico ajustable que se puede pegar al pulgar).
Otros pediatras recomiendan motivar al niño a “desprender” el hábito de chuparse el pulgar mediante una serie de metas accesibles (p ej. No chuparse e dedo durante una hora antes de irse la cama, luego después de la cena y luego todo el día), elogiándolo o recompensándolo por lograr las metas. La conducta se detendrá solo cuando el niño comience a descubrirse a sí mismo (se vuelva consciente).
En los casos excepcionales en los que haya una desalineación grave de los dientes y todas las técnicas descritas hayan fracasado, algunos dentistas instalaran en la boca un dispositivo que impide que los dedos o el pulgar ejerzan presión en el paladar o en los dientes. Otras opciones incluyen usar un calcetín, una venda o una cinta adhesiva como recordatorio para que el niño deje de chuparte el dedo. Cualquiera que sea el abordaje que utilice, solo funcionara si su hijo acepta participar en el proceso de dejar de chuparse el pulgar u otro dedo.
También es importante recordar que hijo podría ser uno de los muy pocos que por un motivo u otro parecen no poder dejar de chuparse el dedo. Esté tranquilo porque la mayoría de los niños dejan el hábito durante el día antes de que pase mucho tiempo desde el comienzo de la escuela debido la presión sobre su hijo para que deje este tipo de comportamiento probablemente haga más mal que bien, e incluso estos niños eventualmente deja el hábito por sí solos.
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